miércoles, 29 de febrero de 2012

EL COMERCIO, LOS PEATONES Y EL ESPACIO PÚBLICO



Un espacio  muy común en nuestras antiguas poblaciones era la plaza del mercado,  como una tradición muy arraigada  que identificaba el espacio en donde  los ciudadanos de los alrededores podían ir a buscar y  encontrar lo que necesitaran, tal   día y en tal lugar.  Este espacio de intercambio, fue muy común en varias culturas y estaba ligado no solo al intercambio comercial sino  a las actividades sociales tan necesarias de los seres humanos. Son famosos en las ciudades árabes estos grandes espacios abiertos, los bazares,  destinados al comercio,  en donde confluyen varias calles.  

En nuestras ciudades intermedias y pueblos el mercado aún tiene gran importancia,  y el día de feria, se lo considera como un gran evento para ir a vender o comprar o simplemente pasear con las mejores galas y socializar con los vecinos del pueblo.  El mejor ejemplo que tenemos en nuestro país es la feria de Otavalo, en donde la plaza destinada para el efecto, se llena  de visitantes el sábado, día de la feria, y las calles aledañas se convierten en pasajes peatonales comerciales, resultando un atractivo turístico a nivel mundial y que deja muchas divisas y beneficios económicos para sus  habitantes.

Uno de los sitios históricos de mercado en Quito fue la Plaza de San Francisco, el tiánguez, en donde además estaba la toma de agua, a donde acudían los aguateros a abastecerse del líquido vital para llevarlos y venderlos en las casas.  Actualmente en nuestra ciudad, tenemos varias ferias, algunas barriales como la de La Floresta y otras de carácter urbano, como la feria de La Ofelia al norte de la ciudad, o la feria artesanal en el parque de El Ejido. 

Otra tradición que se ha ido perdiendo,  es el carácter mixto que tenían las edificaciones. Generalmente en sus plantas bajas, las casas tenían uno o más  locales comerciales  y o algún taller artesanal e  inclusive la oficina o consultorio de algún profesional, mientras en las plantas altas y los patios posteriores se utilizaban para residencia de los dueños de la casa.     Se producía  de esta manera una buena relación entre el espacio público –la calle- y el espacio privado –el comercio-.   Nuestro Centro Histórico, aún conserva ese carácter en varios de sus barrios.    Las casas en línea de fábrica con locales comerciales en sus plantas bajas y residentes en las plantas altas, la continua presencia de peatones, la escala humana de los espacios públicos,  la facilidad para el flujo peatonal, la centralidad  y la tradición, hacen que este sitio no deje de ser visitado por muchos compradores de todas partes de la urbe.    

También ha sucedido que en algunos casos se desborde este comercio tanto a los espacios públicos tomándose las calles, como a los espacios privados,  tornándose casas y manzanas enteras en bodegas,  convirtiéndose   en un conflicto difícil de manejar.   En el caso de nuestra ciudad de Quito, esta tendencia se dio en nuestro Centro Histórico, en el sector de la Calle Ipiales, llegando en algunos casos a la cercanía de La Plaza Grande por el corredor de La Chile.   Una política de reubicación manejada entre autoridades e involucrados, logró rescatar una zona de la ciudad del desborde desorganizado del comercio.  Sin embargo la dinámica comercial de estos sitios continúa con gran afluencia de personas de todas partes de la ciudad que van a comprar a ellos.  

Tanto en la plaza como en la calle tradicional, se puede  ver que existía y aún perdura una fuerte relación entre el espacio público y el privado que permitía que se pueda desarrollar con éxito una actividad comercial. Veamos un poco y analicemos estas relaciones.

El comercio está en donde confluyen las personas,  es decir en sitios en donde siempre tenemos asegurados visitantes,  generalmente centralidades,  alrededor de los sitios en donde se ubica equipamiento, en las plazas, calles peatonales, estaciones,  terminales de transporte,  alrededor de los puertos, encrucijadas de caminos, que  en muchos casos determinan el futuro desarrollo y crecimiento de algunas urbes y se convierten en  factor para la ubicación de nuevas centralidades.  La continua presencia de visitantes va afianzando esta tendencia, comenzando a crecer  las ventas y convirtiendo extensas zonas de las ciudades en zonas comerciales, generalmente a partir de una plaza y luego hacia las calles colindantes. 

La presencia de peatones en gran número es fundamental para que puedan detenerse y ver el producto exhibiéndose, las vitrinas visibles y llamativas es  otro factor determinante, la vida de barrio, la alegría de la gente paseando, circulando, comprando, tomando un café o simplemente observando es lo que da vida a un sector y promueve más visitas a estos sitios.

 Desgraciadamente, la conformación del espacio público en nuestras modernas ciudades, con énfasis en la circulación vehicular y en el flujo rápido de automotores, ha descuidado esta relación existente entre la actividad comercial,  los espacios de encuentro y los flujos peatonales, agravado además por cuanto la zonificación prohíbe la ubicación de comercios en ciertas zonas sin reconocer la dinamia que debe existir entre comercio, calles, plazas y vida de barrio y la relación directa que debería existir entre las plantas bajas con el espacio público. 

Todo este tipo de políticas ha conseguido que nuestro espacio público vaya muriendo al uso ciudadano,  convirtiéndose en algunos casos,    tan solo en espacio de circulación rápida vehicular, que es para  lo  que lastimosamente  fueron diseñados y a cambio ha proliferado  el aparecimiento de los centros comerciales, copia gringa de sitios de concentración de comercio, los que se han convertido en un artificial sustituto de estas calles comerciales, plazas de mercado, espacios de encuentro  y ferias.    Lugares cerrados, privados,  a donde se tiene acceso en la mayoría de casos en automóvil por lo que además están  rodeados de parqueaderos.   

Además la falta de reglas claras, en cuanto a la ubicación del comercio en ciertas zonas de la ciudad, la presión comercial  en zonas  cercanas a los centros tradicionales   y el aparecimiento de nuevas centralidades, ha provocado  que los retiros sean ocupados por locales comerciales, sin ningún criterio por conservar la arquitectura, los espacios verdes, la ventilación e iluminación de los predios, adueñándose además de las aceras para el parqueo de vehículos.  Todo esto evidencia que no ha existido un manejo adecuado del tema en la implantación de locales comerciales y su relación con el espacio peatonal, la vida barrial  y el encuentro ciudadano, ya que solo se ha planificado y regulado  para los autos.

El comercio se beneficiará si se diseñan espacios públicos que garanticen una buena presencia de peatones para lo cual se debe:

  • Fortalecer las nuevas centralidades urbanas, con el desarrollo de sectores comerciales frente a espacios públicos generosos con preferencia peatonal.
  • Promover el uso mixto del suelo, con locales comerciales en las plantas bajas y uso  residencial en las plantas altas.
  • Incentivar la creación de calles comerciales, peatonales o de dominio peatonal, que nos conduzcan a sitios de actividades como una plaza, una iglesia, la escuela, la estación de transporte o centros barriales. 
  • Promover que exista una buena relación entre el espacio comercial y el espacio público. La ubicación de las casas en línea de fábrica, en relación directa con el espacio público facilita  esta relación.
  • Permitir las ferias barriales, con reglas claras para evitar el desborde sobre el espacio público.
  • En sitios en donde exista una clara tendencia a volverse comercial y las edificaciones tienen retiros frontales, no permitir el uso del retiro para la  edificación permanente de locales, pero incentivarles a eliminar los cerramientos y volver a este espacio un sitio de transición semipúblico en donde pueden exponer sus productos, convirtiéndose de esta manera en una extensión de su negocio, bar,  café o restaurante, para ello podrían utilizar soportales o toldos, de esta forma se dinamizaría más la actividad de la calle.
  • Promover los comercios locales, a través de guías ciudadanas informando a los vecinos de los alrededores de la oferta de servicios y productos disponibles. Esto a la vez evitaría movilidades innecesarias.

Diego Hurtado
Asociación de Peatones de Quito
http://www.facebook.com/diegohurtadov?sk=notes&s=30



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