Uno de los mayores problemas de los habitantes de las ciudades
actuales, es tener que recorrer grandes distancias para ir del hogar
hacia las diferentes actividades de la vida cotidiana. Quito tiene
este problema. Su topografía, rodeada de montañas, ha hecho que la
ciudad crezca de norte a sur, alargándose considerablemente por más de
40km de largo y apenas 4km de ancho en promedio, agravándose aún más
en los últimos años, debido al crecimiento de la ciudad hacia los
valles orientales. Se dice que Quito ya no tiene a donde crecer, que
por ello hay que poblar los valles y que por lo tanto es inevitable este
crecimiento. Voy a tratar en este artículo de demostrar que eso es un
mito y que al contrario, sí es posible evitar ese crecimiento
desmesurado si se realizan ciertas acciones que dependen de decisión
política.
Quito una ciudad de baja densidad, centralizada y en expansión
Según
la proyección de población para el año 2010 que maneja la Secretaría
de Territorio, Hábitat y Vivienda del Distrito Metropolitano, en Quito
vivimos 1736.541 habitantes en el área urbana y 649.064 habitantes en
las zonas suburbanas, con un total de 2’385.605 habitantes en todo el
Distrito. (2’239.191 según el censo del 2010). La densidad
poblacional promedio en la zona urbana es de 92 habitantes por
hectárea, lo que viene a ser un indicador de ciudad extensa de baja
densidad.
De las cinco zonas administrativas en la
que se divide el área urbana de la ciudad, la zona denominada Eloy
Alfaro, que corresponde al sector centro sur de la ciudad es la que
mayor densidad poblacional tiene, 154 habitantes por hectárea,
curiosamente en esta zona casi no existen edificios en altura siendo
que la mayoría de edificaciones son menores a cuatro pisos; luego le
sigue Manuela Sáenz, que corresponde al Centro Histórico con 115
habitantes por hectárea; La Delicia con 104 habitantes por hectárea que
corresponde a la zona norte de Quito; Eugenio Espejo con 75
habitantes por hectárea que corresponde a la zona centro norte; y
finalmente Quitumbe con 54 habitantes por hectárea, que corresponde al
sector sur de la ciudad.
Como se puede apreciar en los
datos anteriormente citados, fuera de Quitumbe, que es una zona
relativamente nueva de la ciudad y prácticamente en proceso de
poblamiento, la zona Eugenio Espejo es la de menor densidad poblacional,
siendo a su vez el sector urbano en donde se localizan la mayor
cantidad de edificaciones en altura. ¿Hay alguna explicación para que
en el sector en donde hay más edificios en altura sea la menos poblada y
en cambio en la zona en donde casi no hay edificaciones en altura sea
la más poblada? Pues sí y tiene que ver con los usos de suelo, la
ocupación del suelo y la distribución del equipamiento urbano.
En
la zona centro norte de la ciudad, justamente la de menor densidad
descontado Quitumbe, es la zona en donde se localizan la mayor cantidad
de actividades urbanas. Centros comerciales, centros de negocios, el
sector financiero, edificios de oficinas de profesionales, la mayor
cantidad de universidades, hospitales, clínicas, consultorios médicos,
varios ministerios, empresas municipales, empresas privadas, centros
educativos, la gran oferta turística y hotelera, lugares de diversión,
parques urbanos, están localizados en esta zona. Es por ello que la
mayor cantidad de viajes urbanos, alrededor de la mitad, son a esta
zona de la ciudad según datos de la Secretaría de Movilidad del
Distrito Metropolitano.
En cambio hacia el sur de la
ciudad, así como hacia la zona norte, existe un predominio del uso
residencial, con algún equipamiento de índole sectorial y cierto
comercio barrial.
Otro dato que es importante conocer es
la tasa de crecimiento de la ciudad y la de sus diferentes zonas. En
el área urbana, la tasa de crecimiento entre el 2001 y el 2010 se ubicó
en el 2,03% siendo las zonas de mayor crecimiento relativo las de La
Delicia con el 2,95% y la de Quitumbe con el 2,88% ubicadas al extremo
norte y sur de la ciudad, mientras que la tasa de crecimiento en las
áreas suburbanas estuvo en el 4,3% siendo la zona de Tumbaco la de mayor
tasa de crecimiento con el 5,18%.
En definitiva, estos
datos nos indican claramente que tenemos una ciudad extensa de baja
densidad, con una gran concentración de actividades en la zona centro
norte en donde la densidad poblacional es más baja aún, con una fuerte
tendencia de crecimiento hacia las zonas suburbanas y hacia la
periferia, lo cual genera en gran medida los actuales problemas de
movilidad, y que pueden agravarse exponencialmente si no hacen los
correctivos necesarios.
¿Cuáles serían los correctivos necesarios?
Que
más gente venga a vivir en la zona centro norte que es donde más
actividades se concentran y tenemos una de las densidades más bajas.
Esto es posible hacerlo ya que aún existen muchos sectores sin
consolidar, la mayor parte de instituciones públicas.
Prácticamente
hay un gran sector de la ciudad conocido como Iñaquito, el cual está
sin consolidar. Este sector está ubicado entre la Av. América y calle
Veracruz al occidente, Av. República, y Atahualpa al sur, Av.
Amazonas y calle Japón al Oriente y la Av. Gaspar de Villarroel al
Norte, y que junto al sector de la Pradera constituyen una amplia zona
de la urbe. Este sector que se localiza en gran parte alrededor del
Parque de La Carolina, posiblemente es uno de los mejores ubicados de
la ciudad, en donde cualquier proyecto inmobiliario sería un éxito y
constituye una excelente oportunidad para ofertar vivienda y
densificar la zona en el lugar preciso en donde se concentra la mayor
cantidad de actividades ciudadanas, por lo que bien manejado, tendría el
potencial de reducir en buen número la cantidad de desplazamientos
motorizados.
Este proyecto por su magnitud y por la
incidencia que tendría en la urbe, debería ser objeto de concurso
público. En la propuesta urbana se debe considerar la vinculación con
los barrios aledaños, creando itinerarios peatonales y verdes,
conformados por aceras generosas arborizadas, calles locales, calles
comerciales y peatonales nuevas y o existentes, que faciliten e
incentiven la caminata. Que en su trayecto se encuentren pequeñas
plazas, parques y sitios de encuentro, que a su vez permitan la
realización de múltiples actividades, de tal forma de crear redes
continuas de espacio público de dominio peatonal, verde y diverso,
que tendrían su confluencia en el Parque de La Carolina y que se
expandan en la ciudad a manera de ramales o afluentes, tanto en sentido
este-oeste, como norte-sur. De la misma manera se debe considerar la
creación de pequeñas centralidades barriales o fortalecimiento de
algunas existentes, que estén vinculados por la red de espacio público
anteriormente descrita, y que las edificaciones tengan a su vez una
fuerte integración con el espacio público.
Como el
gran objetivo de esta propuesta sería reducir la necesidad de traslados
en vehículos motorizados, para las edificaciones de la propuesta
sería suficiente con exigir un máximo de un espacio de parqueadero por
unidad habitacional. Su uso mayoritario sería el residencial para
compensar la gran oferta de servicios que existe en el sector, aunque
se podría plantear algunos comercios locales en la planta baja y
ciertos servicios o un mínimo de equipamientos a escala barrial según
lo que determine el análisis de cada sector a consolidar, sin perder
de vista el objetivo principal, convirtiéndose de esta manera en un
proyecto gestor de una reestructuración urbana en la zona desde el
punto de vista del peatón y que recupere la escala humana. Esto
permitiría que gran cantidad de gente que trabaja o realiza actividades
en la zona, venga a vivir cerca, de tal manera de simplemente caminar
hacia sus sitios de actividades. Lo mejor de este proyecto es que la
municipalidad no tendría que invertir nada en hacerlo, es cuestión de
dejar a los promotores inmobiliarios que inviertan de acuerdo a los
criterios enunciados y a los resultados del concurso de la propuesta
urbana.
Conversando con algunos amigos inmobiliarios me
decían que existe una gran demanda de vivienda de gente que quiere
vivir cerca de su trabajo. Esto lo corrobora el hecho de que un
proyecto realizado por Quito Vivienda, entidad municipal dedicada a la
vivienda del Municipio de Quito, en el sector de La Larrea, se lo haya
vendido en planos en tiempo récord. Otros sectores en donde se pueden
realizar proyectos semejantes en la zona centro norte, están alrededor
de la Selva Alegre y Pambachupa en la Belisario Quevedo, y el sector
alrededor de la estación de la Río Coca, con lo cual se puede repoblar y
aumentar densidades en esta zona, sin necesidad de invadir barrios que
tienen alto valor morfológico e inclusive patrimonial y que requieren
de tratamiento especial como es el caso de la Floresta.
Por
otra parte y como ya existe una gran oferta de edificios de oficinas,
consultorios, centros de negocios y centros comerciales, se debería
restringir nuevas edificaciones para estos usos en la zona centro norte,
a menos que exista un buen estudio que justifique ese uso, en donde
se vea que el impacto en la zona puede ser positivo para equilibrar las
actividades y reducir movilidades. En todo caso manteniendo los mismos
criterios, se debe fortalecer micro centralidades a escala barrial, con
comercio local y equipamiento que sirva a distancia de caminata.
Hacia
la zona centro sur, en cambio, se debería incentivar la construcción
de edificaciones para oficinas, servicios profesionales, consultorios
médicos, fortaleciendo ciertas centralidades barriales y sectoriales
equilibrando actividades. De igual manera en cuanto a la implantación
de nuevos equipamientos urbanos, como equipamientos de salud,
educativos, administrativos y de gestión de tal manera de reducir
movilidades. Desde este punto de vista es muy buena la idea del
Presidente Correa de trasladar las dependencias del gobierno al Cuartel
Eplicachima. A su vez un proyecto de esta envergadura, se
complementaría con una regeneración urbana de los sectores aledaños,
siguiendo los mismos criterios expuestos para la zona centro norte en
cuanto a la creación de redes de espacios público verdes y de dominio
peatonal, en donde se promueva la creación de edificaciones para usos
complementarios, sin descuidar para nada la predominancia del uso
residencial y la vida de barrio, tan rica en este sector de la ciudad.
En cuanto a la zona norte, la salida a corto plazo del aeropuerto
constituye una gran oportunidad para en base a los mismos criterios,
descentralizar actividades, aumentar densidades y crear un sistema de
redes de espacio público verde y de dominio peatonal, que en este caso
confluyan en el gran parque urbano que se crearía en el terreno del
actual aeropuerto Mariscal Sucre, vinculando a todos los sectores
aledaños de la zona.
Otra de las medidas que se debe
hacer, es rehabilitar zonas urbanas que se encuentran en proceso de
deterioro y volverlas atractivas para que la gente vuelva a vivir en
ellos y evite irse a vivir a la periferia. Barrios como La Mariscal,
Santa Clara, La Larrea, el Centro Histórico, Los dos Puentes pueden
recuperar su carácter residencial y aumentar su población si se
invierte en redes de espacio público verdes y de dominio peatonal, se
modifica los usos de suelo a favor del uso residencial para las nuevas
edificaciones y se reduce el tráfico contaminante. En el barrio
Larrea enunciado anteriormente, ya existe un proyecto para edificar
departamentos de uso residencial en varios terrenos baldíos. Esto
aumentará la población que viva en el sector, que por su ubicación
cercana a los parques de El Ejido y de La Alameda y tener cerca dos
troncales del sistema masivo que pasan por ahí, Trole y Metro Bus, lo
hacen de fácil conectividad sin necesidad del uso de auto privado, por
lo mismo no debería dejarse mayor espacio de parqueo. Se debe, para
completar este proyecto y tener un mejor efecto, crear redes de
espacio público con énfasis peatonal, vinculándolo con los barrios
aledaños y con una gran confluencia de estas redes en los Parques de El
Ejido y La Alameda.
Como se puede apreciar en los
párrafos anteriores, si se toman este tipo de medidas, podemos
equilibrar las actividades y reducir movilidades. Los constructores
pueden seguir haciendo buenos negocios puesto que la gente va a
preferir vivir cerca de donde hacen sus actividades con lo cual se
evitaría en gran manera la expansión urbana.
De la
misma manera que se puede promover la consolidación, rehabilitación,
regeneración y densificación urbana, se puede y se debe evitar la
expansión urbana desmesurada.
Poner freno a la expansión urbana
Hasta
hace pocos años, a las zonas de Tumbaco, Nayón y Los Chillos se las
consideraba como zonas residenciales agrícolas de baja densidad, en
donde los lotes mínimos eran de gran extensión, los coeficientes de
ocupación del suelo (COS), eran muy bajos y las alturas permitidas no
pasaban de dos pisos. Actualmente los lotes mínimos han cambiado, se
han aumentado densidades, coeficientes de ocupación de suelos y alturas
de edificación, es por ello que ahora vemos la proliferación de
conjuntos habitacionales y edificios de departamentos. Con esto, se está
expandiendo aceleradamente la urbe empeorando cada día más los
problemas de movilidad. Los valles se han convertido en ciudades
dormitorio, en donde gran parte de la población viaja hacia la urbe
quiteña durante las primeras horas de la mañana y regresa a sus casas
durante las últimas horas de la tarde.
Se debe
volver urgentemente a la zonificación anterior para todas las
parroquias suburbanas, con planes especiales para cada parroquia, en
donde se prevea tan solo un crecimiento programado alrededor de los
centros poblados, y el fortalecimiento de centralidades sectoriales con
la dotación de cierto equipamiento necesario que permita equilibrar las
actividades en la zona.
Hay que evitar de la misma
manera que se sigan implantando en estos sectores grandes equipamientos
urbanos, como centros comerciales de influencia urbana, más colegios o
centros educativos particulares, y o universidades. Con los que existen
hay suficientes para la zona y generan gran cantidad de viajes
motorizados.
Evitar de la misma manera la creación de
megavías y o autopistas que se terminan convirtiendo en generadoras
de expansión urbana y facilitadoras para la implantación de grandes
proyectos inmobiliarios, mucho más cuando coincidentemente o no, la
zonificación se ha cambiado, incrementando densidades, alturas y COS,
alrededor del trazado de estas vías. Pongo como ejemplo el de la Ruta
Sur hoy llamada Ruta Viva. Esta ruta se la justifica diciendo que se la
hace porque el tráfico desde el valle de Tumbaco ha colapsado y es
necesaria la creación de esta vía para “descongestionar” siendo que
además servirá como ruta de conexión hacia el nuevo aeropuerto. De
acuerdo a la zonificación actual, alrededor del trazado de esta vía, en
un lugar en donde antes vivía una familia en 2000m2 de terreno,
ahora se puede hacer hasta seis pisos de altura y doce departamentos.
Si eso se produce, estaríamos incrementando la población en doce
veces y como las familias que vienen a vivir en este sector son las que
más automóviles tienen per cápita, estaríamos incrementando el tráfico
actual en doce veces o más, teniendo como resultado un empeoramiento
exponencial de la situación, tanto para el valle como para Quito y no
habría vía o vías que lo aguanten.
Algo que debemos tener
muy claro, es que los actuales problemas en la movilidad que tenemos en
la ciudad, son el resultado de crear ciudades basadas en la “solución”
que suponía el automóvil para trasladarnos. Si seguimos pensando,
planificando y gastando en obras con la misma lógica del automóvil, tan
solo estamos empeorando las cosas. Desde este punto de vista se debe
repensar el plan vial de la actual administración municipal. La
tendencia actual en el mundo es a la creación de ciudades compactas y
con múltiples centralidades. Se trata de revertir la situación creada y
que se está volviendo insostenible, por una que nos permita dividir a
la ciudad en múltiples comunidades autosustentables. Comunidades en
donde vivamos cerca de donde trabajamos, que sean zonas eficientes
energéticamente, y que nos permita reducir la huella ecológica para
llegar a tener una vida urbana sostenible. Mientras más rápido
empecemos mejor.
Diego Hurtado
Asociación de peatones
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