El presente artículo analiza un fenómeno que se está repitiendo con
mucha frecuencia en la mayoría de ciudades latinoamericanas, el de las
urbanizaciones cerradas.
Todo esto con el objetivo de
crear conciencia sobre el problema, que tiene consecuencias
desastrosas para la vida urbana. Sobretodo si tomamos en cuenta, el que
gran parte del crecimiento urbano de la ciudad de Quito y otras
ciudades del país, se está dando en la forma de esta nueva tipología
urbana.
De la suburbanización a los barrios cerrados.
En
los Estados Unidos de Norteamérica, a partir de la década de los 50,
comienzan a aparecer los suburbios dispersos, pasando a ser un modelo
predominante de la segunda mitad del siglo veinte. Podemos encontrar en
estos suburbios dispersos norteamericanos, las primeras manifestaciones
del tipo de urbanización cerrada.
En Latinoamérica este
fenómeno se ha presentado unas dos décadas más tardes, en algunas
ciudades un poco antes, en otras un poco después, y más o menos en el
mismo orden, primero la aparición de suburbios dispersos, para luego,
sobre todo a partir de la década de los 90 una gran tendencia a la
creación de las urbanizaciones cerradas.
En el caso de la
ciudad de Quito, las primeras urbanizaciones de este tipo, comienzan a
aparecer en la década de los ochenta, con el carácter de urbanizaciones
de elite, conectadas a grandes espacios de recreación y club social, con
canchas de tenis, campo de golf, piscinas a los cuales solo se puede
tener acceso mediante la compra de membresías. Tal es el caso de la
Urbanización el Condado al norte de la ciudad, hoy rodeado de barrios de
invasiones, y el de la Urbanización club Los Chillos, en uno de los
valles fértiles al oriente de la ciudad. Sin embargo su auge realmente
comienza a aparecer en la década de los 90, cada año con mayor fuerza,
siendo que en los últimos años, las ofertas de este tipo de
urbanización con algunas variaciones abundan por todo lado, sobre todo
en las áreas suburbanas, en donde prácticamente se ha vuelto requisito
para el éxito de las ventas de las inmobiliarias, el que tengan esta
condición.
Las variaciones a la tipología de las
urbanizaciones cerradas en el caso de la ciudad de Quito, son las
siguientes: urbanizaciones cerradas, con club campestre y o social,
para clases alta y media alta;[1] urbanizaciones cerradas, con lotes
grandes, área de recreación concentrada, clase alta y media alta cuando
están cerca de la urbe, clase media y media alta si están más alejadas
de la urbe;[2] urbanizaciones cerradas con lotes medianos, clase media a
media alta; urbanizaciones cerradas, con lotes mínimos, clase media a
media baja.[3]
Causas
La
suburbanización, tiene una de sus causas fundamentales el automóvil,
tanto por la facilidad que este representa para la movilidad a grandes
distancias, como por los efectos en la contaminación ambiental, el
ruido, el deterioro del espacio público al ser entregado la casi
totalidad de este para la circulación automotriz, y la congestión
vehicular, provocados por este en los centros urbanos. Debido a esto,
las elites, buscando recuperar en algo la calidad de vida perdida,
fueron optando por este tipo de urbanizaciones alejadas de los centros
urbanos, en donde podían adquirir mayores extensiones de terreno, a
menores precios y alejados de los problemas arriba mencionados. Con
esto comienza la dispersión de las ciudades, pero el grave problema de
todo esto es que, la mayoría de gente que optaba por este modo de vida,
seguía trabajando en la gran urbe, por lo que aumentaban los
desplazamientos, dependiendo mucho más del automóvil.
Otra
de las causas de la suburbanización son las quintas y los clubes
campestres, inicialmente como segunda residencia o más conocidas en
nuestro medio como casa de fin de semana, en donde cierta clase social,
podía al menos los fines de semana tener un contacto con la vida rural.
Las urbanizaciones cerradas, como hemos visto en los antecedentes
históricos, tienen su origen en este modelo.
Una tercera
causa sería el alto costo de la tierra, en los centros consolidados, lo
que provoca que los matrimonios jóvenes busquen una alternativa en la
periferia.
Y una cuarta causa, y tal vez la que más se
impone en la actualidad es la de la seguirdad, pues al tener un ingreso
restringido con garita y guardia, venden seguridad a los compradores.
Los estudios de mercado para las inmobiliarias indican que el
aspecto de la seguridad es el que más vende. Por esta razón en el área
de expansión urbana de la ciudad, este fenómeno se está reproduciendo
con fuerza. Su mayor justificativo para encerrarse es la seguridad,
como lo demuestran los anuncios publicitarios de la oferta de este tipo
de urbanizaciones. [4]
En el estudio titulado “ La
ciudad reciclada y el Barrio Cerrado: entre la resistencia y la huída”,
María Cecilia Arízaga, quien realiza una investigación sobre el fenómeno
de las urbanizaciones cerradas en Buenos Aires, realiza entrevistas a
los actores sociales tanto individualmente, como en grupo, para captar
el sentido que los sujetos le dan a vivir en la ciudad y afuera de la
ciudad en una urbanización cerrada. Para la primera etapa de grupo de
discusión, utilizó como motivadores fotos y palabras impresas recortadas
de revistas de countries. De estas entrevistas tenemos este tipo de
respuestas:
Necesidad de distinción de clase.
“Este tipo de vida no lo puede hacer cualquiera, tenés que tener una entrada determinada......”
Necesidad de comunidad.
“....
Haces un microclima, por el tiempo que tenés tu privacidad, compartís
constantemente con la gente de tu edad, con los chicos, siempre hay una
inquietud en común para unirse, al no estar el peligro por medio, al
tener la seguridad uno se hace más abierto”. “se vuelve a la
tradición, el estilo de casa, de vida, se vuelve a la tradición”.
“la vuelta al barrio, volver a conversar con el vecino”.
Necesidad de seguridad.
“lo que me empujo a venir para acá fue la seguridad, yo nunca tuve problemas, gracias a Dios, pero yo allá vivía encerrada...”
Necesidad de naturaleza y calidad de vida.
“Cuando voy a la ciudad no aguanto, llego acá y respiro verde”.
Posibilidad de futuro.
“
Yo antes vivía en un dos ambientes, ahora tengo cuatro, después quiero
la galería y la pileta, siempre para adelante y para cambiar”.
Sin
embargo también de los resultados de las entrevistas nos podemos
percatar de algunas consecuencias que estas traen: “ acá sin auto estás
atrapada, es como estar entre rejas”.
De este breve
análisis podemos reflexionar lo siguiente. ¿Si es que las causas son
carencias que tiene la urbe, ( inseguridad, contaminación, ruido, falta
de espacio público para actividades recreativas y comunitarias), será
que si ponemos énfasis en resolverlas podamos evitar este fenómeno?
Los problemas de las urbanizaciones cerradas.
Hemos
visto un poco de la historia de las urbanizaciones cerradas, de cómo se
da este fenómeno en las ciudades latinoamericanas, de cuales son las
posibles causas para que este fenómeno se dé, pero no vemos cual es el
problema que estas pueden generar.
Vamos a partir de hipótesis. Estas son las siguientes:
- Las urbanizaciones cerradas, evitan las interrelaciones de clases agravando la segregación social.
- Las urbanizaciones cerradas provocan la fragmentación urbana.
- Las urbanizaciones cerradas matan el espacio público a sus alrededores.
Las urbanizaciones cerradas, evitan las interrelaciones de clase.
María
Cecilia Arízaga, plantea el fenómeno como el paso de una ciudad “dual”
en donde coexisten una ciudad rica, con una ciudad marginal, a otro
modelo que lo llama “islotes de riqueza”, en donde varios sectores con
todos los servicios, viven en islas de riqueza, rodeados de una ciudad
marginal carente de los mismos. Su misma condición de ser cerrados, los
hace que tengan un acceso restringido, muchos de ellos con muchos
servicios exclusivos, (colegios privados, sistemas satelitales de TV,
club privado, revistas de circulación exclusiva, sistemas de medicina
prepagada, centro comercial.) Esto ya nos indica claramente el
aislamiento de una clase social.
Horacio Torres, en el
estudio titulado “ Procesos recientes de fragmentación socioespacial en
Buenos Aires: la suburbanización de las elites”, afirma que el tipo de
vivienda que se da en este tipo de urbanización está entre los 180.000 y
400.000 dólares, sin tomar en cuenta el costo del terreno, aunque hay
más baratas pero también las que superan el millón, lo que implica que
una familia necesita mínimo 4.500 dólares de ingreso mensual, para
acceder alas propiedades mínimas de estas urbanizaciones cerradas. Es
decir deben pertenecer a una clase media alta.
Los nexos
con otras clases sociales prácticamente se vuelven nulos, agravando de
esta manera la segregación social. Sus contactos al interior de la
urbanización, se reducen prácticamente a los pocos contactos, que tienen
con la servidumbre, empleadas domésticas, jardineros, albañiles,
guardias de seguridad, etc. Los visitantes tienen que dar sus datos para
poder entrar. En el caso de los niños su contacto exterior se reduce a
los que pueden realizar con sus compañeros de escuela, que generalmente
son de la misma clase social, que corresponde a escuelas privadas de
alto costo. Esto implica que a futuro, la desagregación social se vuelva
mayor.
Este problema es tan grave, que como analiza el
mismo Horacio Torres, la mayor de las voces alertando sobre el mismo
surgen del medio académico, ( principalmente urbanistas, sociólogos y
geógrafos), que ven una tendencia sombría que afianzaría la
fragmentación y la segregación, “ no solo para los que quedan fuera
-“excluidos”- sino también para los que quedan dentro- “atrapados”.”
“
Si uno tiene que salir de su cochera en auto con los seguros trabados,
luego ir a un shopping con estacionamiento custodiado, de ahí a un cine
que está dentro de otro centro de compras y finalmente a su barrio
cerrado, no sé quién está libre y quién en prisión. La gente cree que se
puede aislar en complejos privados pero en realidad termina siendo
presa de un espacio urbano tenso y propio de una sociedad poco grata.”
Clarín, 16-02-1997, p. 20. D. Ulanovsky Sack, “ La gente cree que se
puede aislar en los barrios privados” ( Reportaje al Arq. J.M.
Borthagaray).
El espacio público al interior de la
urbanización se convierte de uso exclusivo de sus moradores, por lo
que tenemos un conflicto, inclusive legal, pues existe una apropiación,
por parte de un grupo, del espacio público. Al ser su ingreso
restringido por una garita, portones y guardias de seguridad, calles,
parques y plazas, dejan de ser públicos y su uso se restringe a los
habitantes de la urbanización.
La fragmentación urbana.
Es
evidente la separación física de las urbanizaciones cerradas del tejido
urbano. Al ser grandes territorios de muchas hectáreas, que quedan
encerrados, la conexión peatonal entre un punto a otro se vuelve
demasiado distante, por lo que se dificulta la conexión más natural
que tenemos los seres humanos que es caminando. La ciudad tradicional
tenía muy claro este concepto puesto que la escala era la de las
personas a pie. Las cuadras de hasta 80 metros o 100 varas, nos marcaban
una rápida conexión entre los direrentes sectores de la ciudad. Al
tener solo muros largos de más de 300 metros, estamos pensando en
conexiones motorizadas y con ello estamos aislándones entre comunidades.
Se dan casos en el que una persona vive en una urbanización cerrada y
su amigo vive en otra urbanización cerrada colindante, y
geográficamente están a tan solo 50 metros, pero como están cerradas y
con una sola puerta de acceso, para poder visitarse, tienen que recorrer
un kilómetro o más rodeados de muros muertos. Lógicamente, algo que
podría se fácilmente conectado peatonalmente, ahora es tan complicado
que se vuelve necesario el uso de transporte motorizado.
El
problema se agrava, cuando se desarrolla la tendencia a realizar este
tipo de urbanizaciones en el mismo sector, lo que generalmente sucede,
caso de Manta, en la vía que va a San Mateo; en Quito, en el camino a
Tanda, o grandes zonas de Cumbayá y el valle de Los Chillos, o el caso
de Calderón; en Guayaquil en Samborondón.
El
espacio público circundante se vuelve muerto y peligroso. Los mismos
habitantes de estos barrios cerrados no podrán utilizar estos espacios
exteriores con seguridad, por lo que se volverán más dependientes del
automóvil. Los nexos con la ciudad pasan a ser las autopistas, las vías
expresas, los autos, los centros comerciales, los edificios de
oficinas, los colegios privados. Se produce una clara fragmentación
urbana, difícil de unir físicamente.
Las urbanizaciones cerradas matan el espacio público a sus alrededores
Un
espacio exterior, patio, plaza o calle, se enriquece y cobra vida,
cuando, los espacios interiores colindantes, se relacionan directamente,
mediante puertas, ventanas, portales, gradas exteriores, balcones,
terrazas, portales y demás elementos que marcan una conexión entre la
vida al interior, con la vida al exterior. Al tener solo altos muros
alrededor, estos espacios se vuelven inseguros, por lo tanto la gente
evitará usarlos y el espacio quedará muerto.
Diego Hurtado.
Octubre del 2002. Actualizado en mayo del 2012.
Fuentes consultadas.
Mawromatis
Constantino P. Movilidad en los suburbios dispersos y el nuevo
urbanismo de los Estados Unidos de Norteamérica: ¿Importación
irreflexiva desde Chile? Revista de Urbanismo. Universidad de Chile.
Tomado del Internet.
Morales Betsy, Robutti Marcelo. Barrios
Cerrados y Clubes de Campo. Instituto de investigaciones en arquitectura
y urbanismo. Colegio de Arquitectos de Buenos Aires- Distrito IV.
Buenos Aires, Marzo de 1999. Tomado del Internet.
Torres Horacio
A. Procesos recientes de fragmentación socioespacial en Buenos Aires:
la suburbanización de las élites. (CONICET; FADU-UBA). Tomado del
Internet.
“ La ciudad reciclada y el Barrio Cerrado:
entre la resistencia y la huída”. Ärea de trabajo (mesa) : Cultura y
ciudad. María Cecilia Arízaga. Becaria CONICET. Lugar de trabajo IIGG.
Buenos Aires. Tomado del Internet.
[1] Sobretodo en la zona de Cumbayá, Tumbaco, Tanda y Puembo.
[2] Urbanizaciones del Valle de los Chillos, Nayón, Pomasqui, Tumbaco y Cumbayá
[3]
Este tipo de urbanización lo podemos encontrar en la zona de Calderón,
al nororiente de la ciudad, en el sur de la ciudad, y en varias partes
de la urbe consolidada o en proceso de consolidación.
[4]Podemos
apreciar en los anuncios de las inmobiliarias para promover este tipo
de urbanización, su calidad de seguridad, su exclusividad, y sus
espacios verdes y recreativos por lo que inclusive osan llamarse de
“ecológicas”. En el caso de Quito, en la zona de Calderón y el sur de la
ciudad, estas urbanizaciones tienen tan solo la “ventaja” de la
seguridad como atractivo, ya que a su interior los lotes son pequeños y
con equipamiento mínimo.
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