La
crisis energética. La energía que mayoritariamente mueve a nuestra economía
es proveniente del petróleo. El sistema industrial la usa, sea directamente como combustible, indirectamente a través de energía proveniente
de centrales termoeléctricas, o como insumos, materia prima, lubricantes, etc.;
la agricultura utiliza insumos provenientes del petróleo, fertilizantes,
plaguicidas, la maquinaria que usamos para la agricultura se mueve con
derivados de petróleo, los sistemas de riego y aspersión, los plásticos de los invernaderos, la temperatura controlada, las
lámparas para el efecto de luz diurna durante la noche, los procesos
agroindustriales, etc.; nuestro sistema
de transporte depende casi totalmente de los derivados del petróleo, diesel,
gasolina, naftas, aceites, llantas, piezas, que las
usamos en aviones, barcos, transporte de carga,
transporte colectivo, autos privados, motos;
una gran cantidad de productos que consumimos y tenemos en casa y en
nuestros sitios de trabajo son provenientes del petróleo, plásticos, ropa,
pinturas, disolventes, muebles, fundas, embalajes, electrodomésticos, los productos desechables, etc., ; la
electricidad y calefacción de nuestros hogares en su gran mayoría en el mundo
dependen del petróleo a través de las centrales termoeléctricas; el gas que
usamos para cocinar es gas licuado de petróleo; el material utilizado para la
construcción de carreteras, el asfalto,
utiliza petróleo; muchos materiales que utilizamos para la construcción necesitan
de un proceso industrial para su fabricación que utiliza energía proveniente
del petróleo, el cemento, bloques, hierro, paneles prefabricados, tuberías, policarbonatos,
acrílicos, vidrio, etc. Si miramos a nuestro alrededor nos podremos
dar cuenta que el mundo en que vivimos tiene muchísimas cosas que dependen del
petróleo en alguna parte de su proceso.
Como podemos ver, nuestra economía es sumamente dependiente del
petróleo que no es un recurso renovable, y que se está agotando. Según estudios de geólogos relacionados con
la industria del petróleo,[1] la producción en el mundo
está a punto de alcanzar el cenit, si no la alcanzó ya, es decir que cada vez
habrá menos petróleo en el mundo que el que nos hemos gastado hasta ahora (desde
1859), y cada año será más difícil
extraer petróleo para mantener la demanda creciente del sistema.
Nuestra
economía ha crecido a la par de nuestro consumo de energía, si nuestra
principal fuente de energía se está agotando, ya no es posible el crecimiento
económico.
La lógica del crecimiento económico
es crecer los mercados, aumentar la producción y el consumo para generar
riqueza. Hasta ahora esto ha sido
posible ya que hemos contado con suficiente petróleo barato, lo que permitía
que el uso de la energía aumente cada año en consonancia con el crecimiento
económico. Es decir que cada año necesitamos extraer más petróleo, para
mantener el crecimiento. Pero ahora tendremos que enfrentarnos a que cada año
tendremos menos fuente de energía barata y por lo tanto el crecimiento
concebido como lo es ahora ya no es posible. Esta lógica del mercado y crecimiento
económico se ha puesto la soga al cuello.
Es por ello que podemos entender la
desesperación de los aferrados al sistema actual que tratan por todos los
medios de apropiarse de las reservas probadas de petróleo, como es el caso de las guerras de Irak y Afganistán y la amenaza
de una guerra contra Irán. De la repentina y desesperada búsqueda de fuentes de
energía alternativas como los biocombustibles, que
justifican la “Gira del Etanol” que hizo George W. Bush. También podemos
entender el porqué de la rápida subida de los precios del petróleo en los
últimos años, y podríamos afirmar que difícilmente estos bajarán. También es
preocupante el imaginarnos hasta donde estos grupos de poder mundial pueden ser
capaces de llegar para mantener su status quo.
Las
energías alternativas no podrían suplantar en corto plazo a la energía
proveniente del petróleo.
El gas natural y el carbón son
fuentes de energía no renovable, que también se están agotando rápidamente por
lo tanto no son viables. La energía
solar es una buena alternativa, pero para poder suplantar la energía necesaria para mantener el “modo
de vida americano”, sería necesaria una superficie equivalente al estado de
Texas y Arizona, llena de paneles fotovoltaicos, lo cual no es posible. La energía eólica funciona en donde existen
abundantes vientos todo el año, que no son muchos, por lo que no podría
reemplazar la energía necesaria actual. La
energía térmica serviría tan solo
localmente. El hidrógeno no es una
fuente de energía, tan solo es una fuente de almacenamiento de energía, y
dependería del petróleo o combustibles fósiles para la producción del hidrógeno
o de la electrolisis del agua, que depende de electricidad para realizarla. La energía nuclear es costosa y peligrosa,
recordemos Chernobil. Las hidroeléctricas tienen muchos impactos ambientales y
tampoco podrían reemplazar a la energía dependiente del petróleo. Los biocombustibles
actualmente representan un mínimo del consumo de combustibles, por ejemplo, en los Estados Unidos, el
etanol corresponde a apenas al 3% del
total de combustibles consumidos por automóviles en el 2006, sin embargo se habrían necesitado 55 millones de
toneladas de maíz para su producción. [2] Para reemplazar
significativamente el uso del petróleo con biocombustibles, necesitaríamos
destinar grandes extensiones de tierra agrícolas, perder zonas de reserva, talar
bosques, para en estas tierras, sembrar monocultivos de caña de azúcar, soya,
palma o maíz. Esto sería un desastre
peor que el de los combustibles fósiles.
Todas estas alternativas juntas no podrían reemplazar la energía
utilizada actualmente por el petróleo para mantener nuestra sociedad de
consumo. Y si se llegara a dar el caso de poder reemplazarla esta demoraría muchos años, hasta mientras el
sistema económico caería en una depresión en picada.
Además hay que tomar en cuenta, el
balance energético de muchas de estas alternativas, es decir ¿cuanto de energía
fósil es necesaria para obtener otra
fuente de energía?
Pocos son los que consumen la mayor
cantidad de energía en el planeta.
Los países “más desarrollados
económicamente”, son los que consumen más energía. Del consumo total de energía en el mundo en el año 2003 fueron
responsables del 51,5% los países miembros de la Organización para la
Cooperación y Desarrollo Económico, OECD, en la cual son miembros
principales Estados Unidos, Canadá,
México, varios de los países de la Unión Europa, Australia, Nueva Zelanda,
Japón, y Corea del Sur. Rusia y algunos
países ex miembros de la Unión Soviética fueron responsables del 8,5%; la China lo fue del 12,3%; el resto de Asia
el 12,1%, América Latina, el 5%; Medio Oriente el 4%; y África el 5,7%. [3]
Podemos ver que los países más
desarrollados del planeta son los que consumen más de la mitad de la energía y
que, por ejemplo, América Latina tan
solo consume el 5% del total. De estos
el mayor consumidor de energía en el planeta
y
el mayor productor de gases efecto
invernadero es los Estados Unidos. A su
vez existe en todas partes del mundo y con más acento en ciertos países, una
gran inequidad entre pobres y
ricos. Países y pocas personas que
consumen una gran cantidad de energía y recursos y que los están
agotando, y una gran población que no tiene acceso a satisfacer siquiera sus
necesidades básicas.
Es necesario un decrecimiento de la
economía de “los ricos del planeta”, para que pueda ser sostenible la vida en la Tierra, pero sobretodo es necesario redefinir los
conceptos de la economía y el desarrollo para llegar a un equilibrio en la distribución de lo recursos y la
energía existente en el planeta. La
producción sería en este caso no de acumulación, sino de la de producción de
los bienes necesarios para el bienestar
físico, cultural y espiritual de los seres humanos, para el buen vivir. La
energía, sería la necesaria para mantener
la vida en todas sus manifestaciones.
El ahorro sería el de los recursos para garantizar su provisión a las
generaciones futuras y el desarrollo estaría en la superación espiritual y
cultural de los seres humanos en interacción con las leyes naturales.
Hay
que aceptar los hechos, somos adictos.
El inicio de la curación de un
alcohólico o de un dependiente de drogas es aceptar los hechos. Es aceptar su condición de alcohólico o drogadicto.
Podríamos hacer una analogía al respecto
con nuestra civilización industrial.
Nuestra dependencia del petróleo es cada vez mayor, como la de un alcohólico al licor. Somos una sociedad enferma autohólica,
petroleoadicta. Una sociedad de consumo y derroche. Jung nos hablaba de una sociedad disociada
como si fuéramos una persona neurótica y que nos está llevando a la
autodestrucción.
Si
queremos empezar a curarnos debemos aceptar estos hechos y empezar a cambiar
nuestro modo de vida, a quitarnos nuestra adicción. Si queremos salvar al planeta y la vida en el
planeta debemos empezar a curarnos de nuestra dependencia. Debemos dejar de aferrarnos a los falsos
sueños que la sociedad de consumo nos presenta como un ideal de vida y volver
nuestra mirada a nuestros sueños más profundos, y pensar en el mundo que
queremos, en la ciudad que queremos, en el ser humano que queremos ser y luchar
para hacerlo realidad.
Debemos
aceptar el hecho de que la sociedad de consumo y derroche desenfrenado a la que
hemos estado acostumbrados ya no es posible, no solo porque nuestra fuente
principal de energía se está agotando, sino porque nuestro planeta está en grave
riesgo de colapsar por los problemas ambientales, por la deshumanización
creciente de la sociedad, del hecho de que cada vez trabajamos más para
satisfacer “nuestras necesidades” y que nunca terminamos de satisfacer las
necesidades creadas por la sociedad de consumo.
Desgraciadamente
los más dependientes del petróleo son los menos dispuestos a aceptar los
hechos. Ellos son los que además manejan el poder económico mundial, por lo que
la curación de la adicción en este caso está difícil.
¿Que
podemos hacer para curarnos de la adicción al petróleo?
Primeramente nuestro cambio en lo hábitos de consumo. Reducir, reciclar y reutilizar. Valorar lo
que la naturaleza nos provee para evitar el derroche y el desperdicio.
Ser más eficientes. La eficiencia energética
se refiere a un concepto de optimizar la energía existente para producir el
efecto deseado. Es más eficiente
calentar agua con un panel solar, que a través de un tanque calentador de agua
que funciona con energía eléctrica, proveniente de una central termoeléctrica a
varios kilómetros de distancia que quema
combustibles a temperaturas mayores a
500º C, para tener agua en la ducha a 38º C.[4] Debemos en cualquier
condición buscar la eficiencia
energética.
Para movilizarnos tenemos que
reducir al mínimo los desplazamientos en autos privados, prefiriendo para los
mismos, la bicicleta, la caminata y el transporte colectivo que son más
eficientes energéticamente. [5] Por lo mismo es necesaria una planificación
que reduzca la necesidad del uso del automóvil. Tener muchas actividades a
distancia de caminata, para evitar
movilidades innecesarias. Crear comunidades locales con muchos servicios, de
tal manera de que dependan en lo más mínimo de sistemas de transportes
motorizados.
Debemos volver a poner énfasis en lo
local. Mientras más materiales locales utilicemos, evitaremos la importación
desde grandes distancias ahorrando muchos recursos energéticos. Valorar lo local y crear un mercado con
productos locales, y artesanalmente fabricados.
La arquitectura y las edificaciones
deben responder a criterios de ahorro energético y a la captación de energía
solar, captación de luz natural en todas las habitaciones durante el día,
captación de vientos, brisas del entorno, sombra de árboles y enfriadores naturales,
de tal manera de depender en lo menos posible de calefacción y aire
acondicionado artificial. Las antiguas ciudades nos dan buenos ejemplos de
adaptación de la arquitectura y el urbanismo al clima. La captación de la energía
solar pasiva debe ser la primera prioridad en el diseño de viviendas, oficinas,
talleres, aulas y espacios construidos y
tender al diseño bioclimático.
El uso de materiales locales para la
construcción garantiza una excelente adaptación con el clima y el paisaje y además
conlleva un ahorro energético. Por ejemplo para la fabricación de un bloque
de cemento se utiliza 300 veces más energía que para la fabricación de un adobe
de tierra. Se debe por lo tanto fomentar el uso de materiales locales y sin
procesos industriales para satisfacer las necesidades de vivienda.
La energía necesaria para nuestras actividades
deben ser en lo posible de fuentes locales y renovables de energía
como paneles solares, células
fotovoltaicas, energía eólica, energía hidráulica, biogas, biocombustibles a
escala local, energía geotérmica, y por último cuando ya no hay más, de fuentes
no renovables, de la energía de los combustibles fósiles, con un criterio de
ahorro máximo.
La agricultura debe cambiar su forma
actual de producción por una agricultura orgánica, de variedad de cultivos y a
distancias cercanas del consumidor. Se
debe promover la permacultura, la
creación de huertos y frutales urbanos. El vegetarianismo es una buena opción para un
gran ahorro de energía.
La
energía de la solidaridad, la energía del futuro.
Finalmente no olvidarnos que somos
una comunidad, no solo de seres humanos, sino una comunidad de seres vivos que
habitamos en el planeta Tierra. Por lo
mismo debemos trabajar juntos con el
apoyo de las fuerzas de la naturaleza en preservar el equilibrio ecológico y el
bienestar de todos. La economía debe
estar regida por las leyes naturales. A
esta fuente de energía la podríamos denominar la energía de la solidaridad como
alguna vez leí en una proclama de un encuentro de mujeres, y sería la principal
fuente de energía de un futuro ojalá muy cercano. Esta energía de la
solidaridad es el remedio más efectivo para curarnos de nuestra adicción al
petróleo. El momento en que un buen grupo
de ciudadanos comencemos a aplicar esta
forma de energía, reduciremos nuestros apegos. Las otras fuentes de energía serán
muy fáciles de conseguir y el cambio esperado a una sociedad de armonía será
cada vez más cercano.
Diego Hurtado
APQ
2007
[1] Richard Heinberg. The Party’s is over. Reseña de Francisco Gónzalez.
[2] Bravo Elizabeth. Encendiendo el debate sobre Biocombustibles. Acción
Ecológica. Quito. 2006
[3] Bravo Elizabeth. Encendiendo el debate sobre Biocombustibles. Acción
Ecológica. Quito. 2006
[4] David Wright. Arquitectura solar
natural. GG. México 1983.
[5] La bicicleta es el medio
de transporte de mayor ahorro
energético. 66kj/Km. por persona. El peatón consume 330kj/Km., el trole 342, el
tranvía 395, el metro 433, el autobús 762, un pequeño auto 1483, un auto
mediano 2925 y un auto grande 5778.
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